Siempre tuve la habilidad para estar en los momentos inoportunos,
indebidamente oportunos para los demás. Es en esos momentos cuando desapareces,
cuando te conviertes en un objeto de la casa más, un mueble o un utensilio,
quizá un pañuelo al que recurrir para lo meramente necesario y luego poder
guardar, lavar, y volver a usar en un futuro, cuando no desechar.
Yo estaba ahí. Entre los dos. Había bebida típicamente
navideña, las ondas que pululaban por la estancia eran de american songs, y
ellos no pululaban, sólo lo hacían sus miradas.
Aparte de por las canciones indie-folk, cuando el silencio
invadió la sala, sólo fue interrumpido por mis continuos tosidos que
resquebrajaban una garganta sobre utilizada, y enturbiaban más aún una cabeza
que no paraba de voltear por la sobriedad innata y ante los acontecimientos que
transcurrían. Recuerdo también que hubo un instante en el que me marché al
baño, entonces la música se aflojó, y comenzaron a musitar y bisbisear. Puede
que se tocasen las manos, e incluso que aflorase algún jodido gesto amoroso
más, pero lo que es seguro es que ella sonrió, y que intercambiaron palabras,
marcadas por su análogo dominio del lenguaje, y que cada vez iban aproximando
más su vínculo potenciado esa noche, que no de una forma clara con anterioridad..
Transcurridas tres cuartas partes de la noche, cuando el alba empezaba a
vislumbrarse y ya apenas bebían, pasé a ser el encargado de poner música en el
ordenador. En ese instante se marcharon a la cocina, allí, en ese habitáculo
níveo, es donde aminoraron el volumen de sus voces y donde sólo ellos saben lo
que se dijeron, y unos pocos más, lo que intercambiaron. Allí es cuando puede
que la verborrea de él encatusase a la personificación de lo admirable, y donde
sucumbiese a un carácter selectivamente empático marcado por las equivocaciones
perdonables del ser humano racional. Pero él promueve e incita la
irracionalidad y ella curiosea esporádicamente con la misma. Ahora ambos
camuflan sus caracteres admirablemente juveniles entre frases, citas, y
canciones innecesarias en un clima inventado de madurez, a la espera de un
nuevo encuentro aún por determinar.